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Colombia es una de las naciones más importantes de Latinoamérica. Un país que pese a su enorme potencial tanto económico como turístico, ha pasado épocas muy oscuras en su historia reciente. Los efectos de los conflictos contra los grupos armados todavía colean, y la inseguridad se hace patente en muchas ciudades. A pesar de contar con lugares paradisíacos como Cartagena de Indias o Medellín, lo cierto es que el turismo colombiano no termina de despegar. La imagen que llega al resto del mundo es la de un país peligroso, aunque en la realidad las cosas hayan mejorado mucho en los últimos tiempos. Las diferentes instituciones están peleando por hacer de Colombia un país mucho más sobresaliente, y sus esfuerzos se están viendo recompensados. Las ciudades principales preparan ya ofertas especiales para los turistas y sacan a relucir su historia y su cultura ante todo el que viene de fuera. Y como en muchos otros países, la prostitución también puede ser un reclamo.

Seguramente no sorprenda a nadie que a día de hoy siga habiendo turismo sexual en buena parte del planeta. Turistas, en su mayoría varones con un alto poder adquisitivo, que viajan a otros países con la única intención de tener sexo con prostitutas. Ocurre en Puerto Rico, en República Dominicana, en Brasil y en Tailandia, pero Colombia está empezando a despuntar también en ese ranking. La belleza de las mujeres colombianas es de sobra conocida. Muchas de ellas han logrado coronarse como las más bellas del mundo en diferentes certámenes, y son el prototipo de latinas ardientes. Cuerpos exuberantes, belleza exótica… Todo cuanto un hombre podría desear, en un lugar en el que además los precios de los servicios son muy económicos. La llegada de muchas mujeres venezolanas en busca de una vida mejor también ha proyectado una mayor imagen de turismo sexual en Colombia. La prostitución siempre ha sido tolerada, pero en los últimos tiempos está creciendo de forma inusual en ciertas ciudades turísticas. Y es que la situación de riesgo económico de muchas mujeres las lleva a entrar en este negocio, que comparten también con las elegantes escorts universitarias.

Prostitución en Colombia: situación actual

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Colombia ha sido siempre un país abierto en lo sexual. La prostitución ha sido tolerada, a pesar de estar prohibida durante buena parte de la historia reciente de la nación. Simplemente, como ocurre en tantos y tantos otros lugares, se miraba para otro lado. De hecho, muchos entienden que la prostitución es un “mal menor” que no va a desaparecer nunca. Los hombres siempre van a tener ganas de sexo  y van a pagar si es necesario para obtenerlo. Al ser también una salida para muchas mujeres sin recursos, la sociedad parece haber sido tolerante con este negocio. Esto ha llevado a que en 1970 ya aparecieran decretos a nivel nacional que despenalizaban la prostitución. Leyes que luego tuvieron resonancia, a finales del siglo XX, en la total legalización del negocio.

A día de hoy, la prostitución es plenamente legal en toda Colombia, y se da tanto en las ciudades como en las poblaciones más pequeñas. Eso sí, según las propias leyes, solo puede llevarse a cabo en determinados lugares, los prostíbulos o casas de cita, que están restringidos a ciertas zonas. Esta manera de “apartar” la prostitución a zonas alejadas de la muchedumbre, donde no moleste, también se da en otros países. La realidad, sin embargo, nos dice que no es complicado encontrar a chicas ofreciendo sus servicios en zonas muy concurridas de las ciudades. Por más que se intenta llevar esos intercambios a las zonas de la periferia, las chicas tienen que acudir allí donde haya movimiento. Especialmente, si hay muchos turistas visitando la ciudad en ese momento.

Muchos turistas visitan el país en busca de sexo

Y es que Colombia está intentando despegar poco a poco como uno de los destinos turísticos más importantes de Latinoamérica. Y lo hace gracias a la cultura, la historia y la gastronomía, pero también al sexo. El Gobierno no jalea este tipo de turismo sexual, pero lo permite y lo tolera sin poner ninguna traba a este tipo de operaciones. Y es que sabe perfectamente que muchos turistas viajan con el principal objetivo de disfrutar del sexo con mujeres profesionales. En Colombia hay muchas prostitutas que además son del gusto de los extranjeros, con una belleza racial muy marcada y cuerpos muy exuberantes, en su mayoría operados.

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La búsqueda de sexo por parte de los turistas suele tener buenos resultados, especialmente en las ciudades más grandes como Bogotá, Medellín o Cartagena de Indias. Estos núcleos son los que más visitantes reciben a lo largo del año, y no son pocos los que vienen expresamente llamados por el deseo sexual. Como ocurre en cualquier otro lugar donde hay prostitución, podemos encontrar chicas para todos los gustos. Desde amantes ya maduras, que llevan toda su vida en esto y no tienen otra forma de conseguir ingresos, hasta chicas jóvenes. De hecho, se ha vuelto muy popular el contratar a escorts universitarias, jóvenes y con clase, que utilizan el dinero que ganan para pagarse sus estudios.

Respuesta del gobierno

Como apuntábamos antes, el gobierno sabe que se beneficia de la legalización y el boom de la prostitución en Colombia. Atrae a turistas, que dejan su dinero en el país, normalmente moneda internacional. Eso siempre es una buena noticia, pero evidentemente, no se puede utilizar el sexo como reclamo oficial. Simplemente se permite que ese turismo sexual se venga dando, facilitando en todo lo posible su desarrollo en ciertas ciudades, o más bien, no  obstaculizándolo. Sin embargo, el Gobierno Colombiano sí que debe ser duro y totalmente claro en lo que se refiere a la prostitución ilegal. Esa que atañe a la trata de personas, la esclavitud sexual o la prostitución de menores.

Todos estos delitos están penados en Colombia con condenas de entre 10 y 23 años, y el gobierno ha perseguido activamente a las bandas que los llevan a cabo. En muchas ocasiones son delincuentes organizados que también tienen negocios ilegales como las drogas o la venta de armas. En un país violento y con tanta pobreza como Colombia, estas bandas no tienen muchos problemas en reclutar a chicas para extorsionarlas y que trabajen para ellos. Es una situación muy compleja en la que la prostituta está a merced de los proxenetas. El gobierno ha perseguido por activo y por pasiva esto, lanzando incluso campañas de sensibilización entre las niñas y jóvenes. Sin embargo, la realidad del día a día es muy dura, y muchas solo encuentran una tabla de salvación en este trabajo, que se convierte en un clavo ardiendo.